Presencia masónica en la revolución francesa

Muchos libros ya se han escrito para argumentar a favor o en contra de la participación de la masonería en la Revolución Francesa. Existen hechos que por sí solos constituyen pruebas fehacientes de la participación de masones en la revolución de 1789. Pero sostener que la Masonería francesa fue la organizadora y la causa de la Revolución es totalmente absurda. Procesos históricos como el que generó la gran revolución son, como veremos, el producto de complejas causas socioeconómicas, políticas y culturales.

En Francia ya hacía tiempo que el ancien régime estaba en dificultades. El gobierno se enfrentaba a crisis financieras que una sucesión de ministros de economía capaces y bienintencionados no habían podido paliar al verse obstaculizados por grupos e individuos con influencia en la corte. El problema principal era que la aristocracia no tenía obligación de pagar impuestos; se les había otorgado ese privilegio a cambio de que desistieran de ejercer influencia política.

Estas dificultades financieras y la negativa de las aristocracia en la Asamblea de los Notables a ceder su privilegio de extensión impositiva, llevaron a Luis XVI a convocar a los Estados Generales, que se habían reunidos por última vez ciento setenta y cinco años antes, en 1614. Los Estados Generales consistían en el Primer Estado, los representantes del clero; el Segundo Estado, los representantes de la nobleza; y el Tercer Estado, los representantes de la gente común. Durante la campaña electoral de los Estados Generales, en la primavera de 1789, el abate y francmasón Joseph Sieyés escribió un panfleto titulado ¿Qué es el Tercer Estado? Allí sostenía que se trataba del único cuerpo legislativo electivo que tenía el derecho de gobernar Francia.

Cuando los Estados Generales se reunieron en Versalles el 4 de mayo, de inmediato el Tercer Estado cuestionó el derecho del Primero y Segundo Estado. Honoré Riqueti, francmasón y conde de Mirabeau, se convirtió en el principal orador del Tercer Estado. El conflicto entre los Estados Generales llevó a que el Tercer Estado se adjudicara el carácter de Asamblea Nacional. Luis XVI no emprendió ninguna acción efectiva contra ellos, pero en París corría el rumor de que estaba preparando un golpe militar para disolver la naciente Asamblea y arrestar a sus dirigentes. El pueblo de París respondió invadiendo los depósitos de armas de los inválidos, y una vez que obtuvieron armas pequeñas, tomó la Bastilla el 14 de julio.

El clima cultural que abre paso a la revolución se va desarrollando con la Ilustración y la Enciclopedia. Es imposible demostrar documentalmente que la masonería francesa emitiera un documento u orden para iniciar, dirigir o encauzar los acontecimientos. Lo cierto y demostrable es que varios líderes de la revolución fueron miembros de la masonería. Las logias masónicas en Francia fueron las correas de transmisión de nuevas ideas, actuaron como sociedades de pensamiento. Así es innegable su aporte ideológico y simbólico.

La divisa masónica "Libertad, Igualdad, Fraternidad", fue incorporada al acervo revolucionario. Los colores de la bandera republicana -azul, blanco y rojo-, proceden de los tres tipos de logias, procede de la escarapela tricolor ideada por Lafayette, francmasón y carbonario. El gorro frigio, símbolo de la república, es igualmente un símbolo masónico. El mismo himno de la revolución, "La Marsellesa", compuesto por el también francmasón Leconte de l’Isle, fue cantada por primera vez en la Logia de los Caballeros Francos de Strasburgo. Y así mismo, todo el simbolismo griego que adoptan los revolucionarios, al igual que el deísmo naturalista de que hacen gala, puede encontrarse sin dificultad en las leyendas y temas masónicos.

Una opinión que no puede ponerse en duda por lo espontáneo de la misma es la de la mujer del rey capeto: María Antonieta, que le decía en una carta de su madre, la emperatriz de Austria, sobre los miembros de la masonería: "Todo el mundo pertenece a ella…".

No era extraño que "todo el mundo" perteneciera a la orden, pero lo que si resulta claro, a partir de los archivos del Gran Oriente de Francia, que en los años previos a la Revolución, las cofradías masónicas habían logrado una inserción notable en el poder real. Según el trabajo de André Combes, del Instituto de Estudios e Investigaciones masónicas en París, "la progresión del número de logias en los años 1780 es fruto de la necesidad colectiva de fomentar nuevos valores".

No cabe duda alguna que los masones han ejercido gran influencia en la Revolución Francesa en el campo intelectual. Los principios de la masonería triunfan más que la masonería en sí. Notorios masones protagonizaron los sucesos revolucionarios, llevados por sus instintos y sus intereses, más que siguiendo un plan preestablecido y una planificación orgánica. Si existió una "conspiración masónica", el deber respecto a la verdad nos obliga a afirmar que no puede demostrarse. Pero los resultados están ahí: la Revolución Francesa, hija directa de la Revolución Americana, abrió el paso hacia lo que hoy es el mundo moderno.

Christian Gadea Saguier
© Blog Los Arquitectos

1 comentario:

  1. La "Marsellesa" fue compuesta por el mason Rouget de Lisle.
    Leconte de Lisle era un poeta del siglo 19.

    ResponderEliminar